De Filosofía barata y zapatillas de lona, 14/7/2010
Hay un juego de rol muy conocido que me fascina por la increíble cantidad de opciones que te da para poder crear un personaje que te represente de la forma mas exacta posible. La inmensa disponibilidad de detalles para modificar hace que sea relativamente sencillo crear ese personaje que cumple con todos los requisitos que queres que cumpla. Una de todas esas características es la raza, yendo desde humanos hasta golems, pasando por orcos, elfos, semielfos, semiorcos, duendes, enanos, etc. Cada una de ellas tiene sus características especiales en habilidades y en roles usuales, dependiendo mas que nada en la cultura mundial que acarrea cada raza.
Mi elección siempre, sin dudarlo, fue semielfo. Los semielfos son los descendientes de la unión entre elfos y humanos. Si bien estas dos razas prefieren en su mayoría una descendencia pura, cada tanto se crean relaciones entre sus miembros que conectan a las dos culturas, dando lugar así a un semielfo. Siendo tanto los elfos como los humanos altamente tradicionalistas, un semielfo por lo general se ve enfrentado con la dificultad de acarrear las mejores características de dos razas al precio de verse rechazado por ambas. Los humanos no lo consideran un igual, y los elfos tampoco. Es por esto que desde una muy joven edad, el semielfo, criado en un ambiente bicultural, se ve forzado a desarrollar empatía y diplomacia para poder encontrar algún tipo de comunicación con los miembros de su sociedad, ya sea humana, elfa o ambas, que inicialmente le brindara rechazo simplemente por ser nuevo o distinto. De esta forma, viviendo una vida en donde no solo se ve atravesado por dos culturas, sino que también necesita desarrollar esas habilidades para poder ganarse su lugar en ellas, el semielfo es reconocido por ser un experto diplomata cosmopolita.
Si bien ninguno de mis padres es elfo :P, considero que de alguna forma mi historia tiene mucha relación con esta idea. Desde muy chico, los cambios interculturales fueron prácticamente constantes, ya que mientras la mayoría de las personas viven su primario, secundario y universidad o trabajo mas o menos con las mismas personas, y en relativamente pocos lugares, mi crianza se realizo en diversos ambientes con aun mas diversas personas. Desde muy chico, nunca permanecí mucho tiempo en un mismo grupo. Ya sea en la primaria, o en la secundaria, o en la facultad cuando estudiaba medicina, o ahora que estoy en comunicación, o así mismo en el trabajo, realizando cambios de horarios radicales. En cada uno de estos momentos, hubo un grupo de amigos y de personas MUY distintas al grupo que lo precedía, o que iba a venir. Mi historia es la de la persona que, cual vagabundo, no frena nunca en una ciudad por mucho tiempo, y sigue caminando.
Sin embargo, a pesar de mi alma desapegada, algo se mantuvo constante: en cada uno de estos momentos de mi vida, en cada uno de esos grupos, pude entenderme perfectamente con sus miembros, y pude crear relaciones que hoy día siguen llenándome de felicidad el alma. Son estas personas, tan diferentes entre sí, pertenecientes a mundos tan distintos, las que me permiten hoy ser mucho mas hábil al momento de incluirme en un nuevo terreno absolutamente desconocido. Al verme constantemente empujado a un nuevo territorio, logre desarrollar las habilidades necesarias para adaptarme a cualquier tipo de persona, en cualquier tipo de ambiente. Sin embargo…
Sin embargo, nuevamente, cada una de esas relaciones fue intensa, y su significado sigue siendo el de mayor importancia en mi vida. Miro para atrás, y lo único que puedo ver son personas muy distintas entre si, unidas por una misma característica: que se merecen todo mi afecto, y que de alguna forma, aun siendo tan distintas entre si, cada una de esas personas forman parte de quien soy yo hoy. Y eso me hace terriblemente feliz J.
Por eso la frase de cita que pongo arriba, sacada de un blog de una querida amiga, me impacto de tal forma: esas personas que fui cruzando en mi ecléctica vida de semielfo artificial, simplemente no pueden ser olvidadas, y sus pasados jamás serán reemplazados por su presente. Como siempre, termino mi verborragia con una invitación a usted, querido lector. Pensa en esa gente que fuiste encontrando, desde que fuiste chico hasta ahora. ¿Qué recuerdos tenes de ellos? ¿Cuánto hace que no los vez? ¿Te gustaría volver a verlos? ¿Trataste siquiera de buscarlos, si es asi? ¿Por qué se termino la relación?
Vas a ver que muchas de esas personas modificaron de forma radical el curso que estaba tomando tu vida, la gran mayoría para hacerte ser quien sos hoy, ya sea para bien o para mal. Estos caminos que en algún momento se fusionaron con el tuyo no pueden ser olvidados, y es necesario que los recuerdes para que aquellos que estuvieron con vos en el desarrollo de tu vida no caigan en el olvido. Aunque yo creo que cuando un camino abraza a otro una vez, esa fusión no puede ser borrada de la memoria ni por el tiempo ni por la distancia.
Juanso
